lunes, 21 de marzo de 2011

EL CAMINO DEL CUENTO

Nunca se cuestionó quién era hasta que abandonó la estantería. Por un tiempo se consideró una tragedia griega, pero luego empezó a acumular páginas, inflándose de párrafos, de capítulos, de partes. Pasó del misterio a la aventura, de la ciencia ficción a la novela histórica, hasta acabar hundido en el existencialismo.
Fue el espectáculo más triste de presenciar, incluso más que el desvalijamiento de un emperador. Se le empezaron a caer las hojas, a escarapelársele la portada. En sus horas más bajas llegó a prestarse para grandes despropósitos: biografías baratas, western de bolsillos, poemario político, manuales de urbanidad, fueron algunos de sus lastres. Él que había albergado la gloria y la providencia, la ira y la desidia, el dolor y el eterno sufrimiento; apenas encontró descanso suplantando un pedazo de madera para avivar el fuego de una chimenea.

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1 comentario:

  1. Triste historia comprimida, excelente relato corto pero concreto. Felicitaciones.

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